Monday, November 21, 2011

Cerrado

Es, de cierta manera (sólo nosotros podemos darle la importancia necesaria para que sea patente en esa parte de nosotros que siente cosas que el capítulo se ha acabado), difícil terminar con una parte de ti mismo que estaba acostumbrado a vivir otra realidad. Es difícil decirle que calle, que ya se ha terminado, que deje de bombardear tu cabeza con sensaciones que ya no existen.
Aún así, todo depende de la importancia que le podamos llegar a dar, la cual creo que viene dada por la capacidad de cada uno y, claramente, lo que haya significado para nosotros ese capítulo interminable de nuestras vidas, eso que tanto nos cuesta cerrar.
Hay veces en las que "lo que sería mejor" se impone a "lo que yo realmente quiero (o lo que creo que quiero)", esas veces son las que no podemos dejar ir. Tal vez deberíamos replantear la forma en la que cerramos las cosas. Como, por ejemplo, el Monstruoso Libro de los Monstruos (véase Harry Potter y el Prisionero de Azkaban) en el que hacía falta acariciarle el lomo para que dejase de morderte. Sería bonito pensar que sólo hace falta hacer algo tan simple para resolver el puzzle que no deja de acosarnos.
También deberíamos escuchar a nuestros amigos, familiares, perros, gatos, farolas, gente de la calle. Ellos todos existen en esta dimensión para decirnos lo correcto. Lo que ellos harían si fuesen nosotros; aunque en realidad es mentira, ya que ninguno de nosotros haría lo que dice que haría porque hemos estado en esa situación y no lo hemos hecho. Son como bocas que nunca callan diciendo cosas que no sirven ni de apoyo ni de solución. Imagínate estar cosiendo y pedir hilo y que la persona que tienes al lado empiece a explicarte cómo deberías hacer una sopa. Useless.
Useless, que es como te sientes cuando pides ayuda a las bocas (que nunca han callado). Y las bocas se sienten igual que tú cuando ven que su parloteo no ha servido de nada y que vas a volver al ring a equivocarte una vez más y otra más, hasta Diosa sabe cuándo, hasta que no tengas fuerzas y te rindas o quedes consumido y atrapado para siempre en tus propias mentiras e invenciones. Las bocas podrán ser pesadas y podrán decir utopías imposibles de cumplir, pero tienen razón. La verdad suele ser algo inalcanzable, de ahí el origen de las palabras de sus repetidoras.
¿La solución? Ya la sabemos todos. Todos sabemos cómo cerrarnos las heridas, cómo curarnos, cómo quitarnos la espina que tenemos clavada. Está en nosotros (y no en el poder de persuasión de las bocas) el hacerlo. Aún cuando hace frío y la soledad te come por dentro.