Friday, December 03, 2010

Las cosas en tu casa,

Las cosas en tu casa ventajas y desventajas.
En principio, deberíamos distinguir entre dos tipos de casas: la casa donde te criaste, la de tu familia. Y la casa que tienes después, sea un bungalow con tus mejores amigos en verano, la casa que tenías en el árbol de algún parque perdido, tus pisos de estudiante, la habitación de la residencia o el lugar donde vives con tu otra familia, la que tú has creado.
Bien, en el primer tipo de casas las reglas las pone la persona que "maneja" la casa (suele ser la mujer o tal vez una alianza entre padres para ponerse de acuerdo), esa persona que decide cuándo vuelves a casa, si las horas que has visto la tele son muchas, si "ya tienes que ducharte", si esos tenis están demasiado rotos, las horas de comida, cuándo hay que irse a la cama...etcétera. Pero también te deja preparada la comida, te ayuda con los deberes, se preocupa por ti, te deja dinero cuando no tienes, te cuida cuando estás enfermo, te quiere, te da mimos, te abraza siempre, siempre está dispuesta a ayudarte y a escucharte... y a darte su opinión, claramente!... y una infinidad de cosas más.
Por el otro lado, en el segundo tipo de casas, las reglas las pones tú y la gente que tú eliges para vivir contigo. Esto es, en consenso con gente que opina más o menos lo mismo que tú, os repartís las cosas de la casa y reináis como os da la gana... ¿La colada no se hizo esta semana? bueno... ya se hará. ¿No hay comida? pues tomamos colacao!! El papel higiénico se ha acabado... Todavía hay servilletas de papel de la cocina, ¿no? Es una casa en donde puedes, por lo menos un día, tumbarte y no preocuparte por nada más que por ti mismo y pensar en tus cosas... Sin pensar que nadie va a tocarte la puerta para preguntarte si quieres cenar o comer (si tienes hambre ya saldrás de tu cueva), sin preocuparte por recoger la ropa del suelo, hacer la cama, barrer la habitación... Pero (todo tiene un pero!) nadie te asegura que mañana te vas a levantar y va a haber café hecho, si va a haber pan para tostadas, si alguien se dignará alguna vez a hacer algo decente para comer, si los platos estrán limpios, si tu ropa se habrá lavado...Entonces te pones a hacerlo tú y al final de día estás muerta y odias a todo el mundo por no haber hecho nada (y piensas: ¡ahora entiendo a mi madre!). Es el momento crucial en el que tienes dos opciones: empezar a decirle a todo el mundo lo que tiene que hacer y perseguirlos (como buena madre que eres!) o simplemente sentarte en el sofá con un tazón de helado a ver la tele y dejar las cosas sin hacer... Total, ya lo hará alguien!

Hay que dejar claro que, a pesar de que los dos tipos de casa tienen sus cosas buenas y malas, pasamos épocas en la vida en las que necesitamos vivir o en una o en la otra casa... Pero, mientras tanto, el proceso de transición es confuso hasta que llegas al otro lado.

Un bicho a todos y tarta de la vieja! que tengan un findesemanapuente digno de recordar!
Su fiel sirviente, .Anitsuga